La higiene facial es el paso previo imprescindible antes de empezar un tratamiento facial. Esta rutina diaria es esencial para que nuestra piel se mantenga tersa, radiante y luminosa y para obtener unos buenos resultados antes de llevar a cabo cualquier tratamiento de cuidado facial (antiedad, hidratante, etc…).
Además de los cuidados básicos que nuestra dermis exige, deberíamos dar a ésta unas atenciones específicas de forma semanal, ya que la piel va acumulando impurezas cada día y, si éstas no se retiran, se obstruyen los poros y la piel pierde luminosidad y uniformidad en el tono. Para evitarlo, es necesario realizarse una limpieza facial semanal, un ritual muy saludable que se convertirá en el complemento ideal de tus cuidados diarios.
Principales técnicas: Exfoliación y mascarilla
La rutina de limpieza facial semanal puede abarcar distintas técnicas y métodos, pero la esencial contempla dos, la exfoliación y la mascarilla, rituales que sirven para renovar y nutrir la piel en profundidad.
Paso 1: Exfoliación
Desde que nacen, las células de la piel necesitan unos 26 días para llegar a la capa más superficial, la epidermis. Una vez allí, mueren y se desprenden de la piel y, así, se va repitiendo el ciclo sucesivamente. El problema es que, con la edad las células se desprenden de forma más lenta e irregular, dando lugar a una capa de células muertas que proporcionan a la piel un aspecto rugoso y apagado. De acuerdo a Leire Azcona (2006), farmacéutica comunitaria de Vizcaya, para evitar que se produzca esta acumulación de impurezas y limpiar la piel en profundidad es necesario exfoliarla, un proceso que le hará recuperar la vitalidad y la luminosidad perdidas.
¿Cómo se hace? La aplicación es muy sencilla. Primero, humedece la piel ligeramente con agua tibia, para favorecer el deslizamiento de las partículas abrasivas sobre la piel y evitar así su irritación. Colócate en la mano un poco de producto exfoliante y aplícatelo por el rostro, de manera que éste quede bien cubierto. Hazlo realizándote ligeros masajes circulares, desde el interior del rostro hacia fuera, sin olvidarte del cuello y el escote. Espera unos minutos, aclárate el rostro con abundante agua fría y sécatelo bien.
Paso 2: Mascarilla facial
Es uno de los cosméticos más esenciales y sirve para nutrir la piel en profundidad y para devolverle los aceites y las grasas que se han eliminado tras la exfoliación. Precisamente tras este proceso de exfoliación es cuando la mascarilla resulta más efectiva, ya que la piel está preparada y predispuesta a absorber los activos y las sustancias presentes en las mascarillas, que pueden tener distintas texturas (líquida, gel, crema...) y ser de distintos tipos (humectantes, purificantes, etc.), dependiendo de las necesidades de cada tipo de piel. Puede ser utilizada sola o después del exfoliante facial, siendo el paso final clave en una rutina de limpieza completa y potenciando el efecto de los tratamientos aplicados a continuación.
¿Cómo debemos utilizarla? Se aplica una capa uniforme sobre la piel limpia por toda la cara, excepto ojos y labios. Déjela secar entre 10 y 15 min. y aclara con abundante agua. En MartiDerm te ofrecemos dos soluciones: para pieles normales o secas; y para pieles grasas o acnéicas.
Llevar a cabo estos consejos semanales es la mejor opción para multiplicar los efectos de tu rutina diaria de limpieza facial y para mantener tu piel renovada, tersa, luminosa e hidratada.