FPS: ¿qué hay detrás de estas tres letras?

FPS: ¿qué hay detrás de estas tres letras?

Las siglas FPS corresponden a «factor de protección solar» y señalan de forma reglada qué protección ofrece a nuestra piel el producto aplicado.

De forma general, el número del FPS indica el tiempo que puede exponerse la piel sin quemarse a la radiación ultravioleta.

¿Cómo se calcula?

Los FPS dependen del fototipo de piel. Es decir, en el caso de una piel a la que, con una radiación determinada, le lleve 10 minutos de tiempo enrojecerse (DEM: dosis eritematógena mínima), si se aplicara un FPS de 30 podría permanecer 300 minutos al sol sin quemarse; es decir, el FPS 30 le proporcionaría 5 horas de protección.

Como imaginaréis, el cálculo de los FPS depende de múltiples factores, de las características de piel, de cómo esté protegida (bronceada) en esa época del año, de la radiación solar, la cual a su vez depende de la latitud, de las condiciones climatológicas y de las horas de incidencia o exposición. 

Entonces, con un FPS alto (50, por ejemplo), ¿sería suficiente para aguantar todo un día de playa?

La respuesta es rotunda: no. Si utilizamos la DEM anterior (10 minutos), con un FPS de 50 tendríamos para 500 minutos de exposición, esto es, más de 8 horas. Sin embargo, el cálculo no es tan sencillo.

Debemos tener en cuenta que no todos los protectores solares son iguales ni protegen de igual modo la piel. Sabemos que los productos que contienen FPS, básicamente protectores solares, se deben absorber de forma perfecta para proporcionar esos valores de protección. Los cálculos son muy arbitrarios y dependen de muchos factores, como por ejemplo la capacidad de absorción de la piel, su grosor, sus características intrínsecas y también la temperatura y las condiciones ambientales o el contacto con el agua.

Factores que influyen en los FPS

Uno de los factores que más debe influir en la elección de FPS es el fototipo de piel, ya que, a menor pigmento natural de la piel, mayor deberá ser el FPS del producto que utilicemos.

Acuérdate de qué fototipo de piel tienes para saber qué producto será más útil para ti y para la salud de tu piel:

  • Fototipo I: siempre se quema y nunca se pigmenta.
  • Fototipo II: siempre se quema y se pigmenta ligeramente.
  • Fototipo III: casi nunca se quema y se pigmenta de forma gradual.
  • Fototipo IV: nunca se quema y siempre se pigmenta.
  • Fototipo V: razas pigmentadas.
  • Fototipo VI: raza negra.

Según la Guía de Protección Solar, avalada por el Ministerio de Sanidad y la Asociación Española contra el Cáncer, según el fototipo de piel y el UVI (índice ultravioleta), estas son unas recomendaciones muy útiles:

Sin embargo, no te vamos a engañar, el cálculo del FPS es confuso. Dependiendo del producto, puede haber sido obtenido mediante valores diferentes y variar de un laboratorio farmacéutico a otro en función de la cantidad de producto aplicado por unidad de superficie y el tipo de fuente lumínica utilizada, lo que hace que estos productos no sean siempre comparables.

Otro concepto que suele ir ligado a los productos de protección solar es la traducción de los FPS en inglés SPF (sun protection factor), que mide la protección frente a los rayos UVB. También está el PPD (persistent pigment darkening), que es el índice que mide la capacidad de producir pigmentación duradera o inmediata de la piel y que indica la protección ante los rayos UVA.

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